Pasantía y Memoria, es una asignatura correspondiente al último año del Profesorado en Ciencias de la Educación de la Facultad de Humanidades (UNNE), constituye un espacio curricular de síntesis y profesionalización donde los y las estudiantes articulan teoría, intervención y reflexión crítica desde la práctica situada. Desde 2020, a partir de la emergencia sanitaria, la propuesta atravesó un proceso de reconversión hacia formatos virtuales, para luego sostener desde 2022 un modelo de cursado bimodal, en línea con las políticas institucionales impulsadas desde el SIED–UNNE.
Este trabajo se propone sistematizar la experiencia de implementación de esta modalidad, con el objetivo de analizar sus aportes pedagógicos y los desafíos que implica sostener la formación práctica en un formato que combina entornos presenciales y virtuales. La perspectiva adoptada es tecnopedagógica, entendiendo la bimodalidad no como alternancia, sino como un entramado integrado de estrategias, recursos y vínculos. En este marco, se recuperan los aportes de Tarasow, Schwartzman y Trech (2014) sobre los dispositivos tecnopedagógicos, así como la concepción del aula virtual como espacio de encuentro (Tarasow, 2018) y el rol docente como mediador y tutor (Schwartzman y Trech, 2006).
El desarrollo de la propuesta entre 2020 y 2024 incluyó el uso sostenido de la plataforma Moodle, el diseño de materiales asincrónicos, tutorías presenciales y virtuales, portafolios digitales, el diario de itinerancia y el acompañamiento a las memorias finales como producciones narrativas que integran teoría y experiencia. Asimismo, se incorporaron recursos interactivos (Padlet, Genially, Canva, Mentimeter) con el propósito de enriquecer los modos de representación y promover el desarrollo de competencias digitales en los futuros profesionales.
Entre los resultados, se destaca la posibilidad de sostener trayectorias académicas, promover la autoría del estudiante, y favorecer el vínculo pedagógico en escenarios complejos. No obstante, también se evidenciaron tensiones vinculadas al sostenimiento de la participación en entornos virtuales y a la necesidad de diseñar propuestas que articulen lo empírico con lo teórico de manera situada.
En suma, la experiencia reafirma que la bimodalidad puede constituirse en una oportunidad pedagógica potente cuando se la asume desde una planificación crítica, con foco en la formación integral, el acompañamiento activo y la centralidad del estudiante como sujeto reflexivo y comprometido con su práctica profesional.