La educación superior ha experimentado transformaciones significativas en los últimos años, impulsadas por los avances tecnológicos, los cambios sociales y, especialmente, por el impacto de la pandemia. En este contexto, resulta necesario revisar y actualizar las prácticas pedagógicas tradicionales. En la Facultad Regional Resistencia de la Universidad Tecnológica Nacional , uno de los principales desafíos ha sido la limitada oferta de asignaturas en modalidades distintas a la presencialidad. Esta situación adquiere mayor relevancia ante la expansión de modelos híbridos y virtuales, que demandan propuestas curriculares más flexibles, accesibles y con integración tecnológica.
Este trabajo tiene por objetivo presentar la experiencia de implementación de la modalidad híbrida, o bimodal, en el primer año de la carrera de Ingeniería Electromecánica . Se busca destacar los desafíos, aprendizajes y transformaciones que esta modalidad implicó para las prácticas docentes, en la asignatura Ingeniería y Sociedad.
Desde el 2019, la asignatura incorporó estrategias centradas en el estudiante, como el aula invertida, en el marco de un enfoque por competencias. Esta experiencia fue clave en 2020, cuando la emergencia sanitaria exigió una transición acelerada a la virtualidad. En ese contexto, las tecnologías se concibieron como medios para sostener la continuidad pedagógica y favorecer los aprendizajes.
Entre 2021-2024 se consolidó un modelo de enseñanza híbrida que articuló clases presenciales con propuestas asincrónicas y sincrónicas a través de plataformas digitales. Esta evolución fue acompañada por la aprobación formal de la modalidad híbrida para el dictado de la asignatura y por el fortalecimiento del Sistema Institucional de Educación a Distancia (SIED). Este sistema, regulado por Ord. N.º 1637 y su modificación Ord. N.º 2031/24, se basa en cuatro dimensiones: accesibilidad a recursos didácticos, acompañamiento docente y tutorías, infraestructura tecnológica adecuada, y gestión institucional planificada y sostenible.
La adopción de la bimodalidad permitió ampliar oportunidades educativas, diversificar recursos y personalizar procesos de enseñanza y aprendizaje. También implicó una reconfiguración del rol docente, promoviendo prácticas más activas, reflexivas y centradas en el acompañamiento. La combinación de espacios presenciales y virtuales potenció la participación estudiantil, la autonomía y la continuidad formativa.
La experiencia de educación híbrida en el primer año de Ingeniería Electromecánica demuestra que esta modalidad es no solo viable, sino que puede enriquecer las propuestas pedagógicas y mejorar la calidad educativa. No obstante, su implementación exige planificación, formación docente continua, inversión tecnológica y compromiso institucional. La bimodalidad interpela las prácticas tradicionales y nos impulsa a repensar el vínculo entre enseñanza, aprendizaje y tecnología, en consonancia con los desafíos de la formación en ingeniería.